
27 Abr Mirando hacia arriba_Motivos decorativos
Molduras y Recercados
Muchas veces tropiezo. Desde bien pequeña, mi madre ya me lo decía: “si te pinto una línea en el suelo, seguro que tropiezas”. Y no era por falta de atención, no, era por no mirar al suelo. Y aún sigo haciéndolo.En la arquitectura tradicionl levantina es un elemento sobradamente conocido por todos y aunque pensemos que nuestra ciudad ya ha perdido gran parte de su legado arquitectónico, no es así.
El patrimonio arquitectónico no son solo los edificios monumentales, también lo son los modestos y sencillos que caracterizan nuestros barrios y calles. No solo las catedrales e iglesias, los museos y edificios públicos, merecen la admiración, la conservación y la protección, también la vivienda tradicional debe ser atendida por su valor patrimonial.
Muchos de estos edificios, los que por su abandono son irrecuperables o los que no se adaptan a la forma de vida actual, son eliminados o totalmente transformados.
Los edificios tradicionales que aún perduran son testigos del modo de vida de nuestra comunidad, reflejando la identidad o personalidad de nuestras gentes. Estos detalles han variado con el tiempo según el gusto o tendencia de la época de construcción, los encontraremos de influencia mudéjar, barroca, neoclásica, modernista…, puesto que es una solución que se utiliza desde tiempo de los romanos.
Los encontraremos en la gran mayoría de nuestras calles, más o menos elaborados.
Estas molduras no pueden sino demostrar el aprecio por la arquitectura y el detalle, así como la dedicación por el acabado, que muestran, por ser todos ellos diferentes, la personalidad o el carácter de un edificio, su exclusividad.
Las molduras y recercados de puertas y ventanas, además de ser un motivo decorativo, tienen la función de proteger el hueco del agua de lluvia, y se han hecho de mortero de cal, piedra, yeso, ladrillo recubierto, pero hoy en día se pueden hacer de manera prefabricada, lo que facilita su puesta en obra, de hormigón, cemento o piedra artificial, incluso de poliestireno. Pero claro está, con estas últimas técnicas y la prefabricación, nunca se llega a conseguir el toque del artista que in situ las realizaba.
El espesor de las molduras es variable y depende de cada caso. No pueden ser demasiado gruesas ya que se desprenderían o agrietarían. Tradicionalmente, en los casos de molduras y recercados de escaso vuelo, se realizaban completamente a mano en mortero de cal y con unas plantillas llamados terrajas.
A estas plantillas, de madera o latón, se les daba la forma de la moldura deseada, se depositada en ella el mortero de cal, y se aplicaba en el muro consiguiendo una forma más o menos aproximada, que se perfeccionaba aplicando con la terraja más masa de mortero enriquecido de cal y árido más fino.
Debido a sus características químico-constructivas, los mayores enemigos de estos ornamentos arquitectónicos son: la lluvia, la contaminación y los excrementos de aves. Su restauración conlleva la aplicación de morteros de la misma composición que los existentes o compatibles con los mismos. Debido a la complejidad de su restauración, lo mejor es su limpieza y mantenimiento periódicos.
Agradecimiento a José M. Deltell por sus maravillosas fotografías.