26 Nov Mirando hacia arriba
La Casa Carbonell
Explanada de España 1-2, Alicante
Muchas veces tropiezo. Desde bien pequeña, mi madre ya me lo decía: “si te pinto una línea en el suelo, seguro que tropiezas”. Y no era por falta de atención, no, era por no mirar al suelo. Y aún sigo haciéndolo.
Todos, los que vivimos en Alicante y los que nos visitan, conocemos la Casa Carbonell. Sabemos de sus historias y leyendas. Fue construida entre 1922 y 1924 por encargo del industrial alcoyano D. Enrique Carbonell Antolí al arquitecto D. Juan Vidal Ramos. Dicen que construcción fue fruto de un desplante sufrido por D. Enrique Carbonell al intentar hospedarse en el vecino Hotel Palas, algo difícil de creer viendo el legado de su gusto y refinamiento.
Fue construida sobre lo que antes era el mercado de abastos, restos que seguro se encuentran entre sus cimientos. Dicen que su cimentación está realizada a base de sacos de cemento enteros trabados como un bloque compacto, pero aún así, y vibrando como dicen que vibra con el tráfico, resistió el impacto de un hidroavión en 1925.
Ya lo vemos desde fuera, su composición neoplaterésca y neobarrca, sus miradores, cúpilas y torretas, fachadas revestidas de multitud de motivos historicistas. Los propietarios la rehabilitan y conservan, pero es tal el trabajo que en la última restauración solo se restauraron unos 4.000 de los 12.000 metros que se contabilizan de molduras, salientes ornamentales y balcones.
Otro dato que me maravilla y dicen que fue capricho del promotor son las 365 ventanas, una por cada día del año. Vivir el interior es para todos los que la miramos desde fuera un anhelo, un privilegio. Disfrutar de las carpinterías originales de madera lacada en blanco con refinados herrajes y manivelas, techos altos, suelos finamente decorados de baldosa hidráulica y molduras decorativas de escayola en techos y paredes. Dicen sus propietarios que vivir allí es como hacerlo en cualquier otro sitio, pero permítanme dudarlo, porque nada más entrar en el portal del edificio puedes sentir la diferencia.
Tuvimos la suerte de adaptar una de las viviendas para una oficina y nuestro principal objetivo fue el conseguir que un espacio de trabajo moderno y tecnológicamente actual, no destruyera el maravilloso legado del edificio. Ideamos la instalación de un falso techo en las zonas de paso, separado de las molduras laterales, donde albergar los conductos de climatización y todo el cableado eléctrico requerido. En este falso techo instalamos una iluminación perimetral con la que resaltar las magníficas molduras existentes y conseguir ese efecto de “no tocar lo existente”. Diseñamos varias piezas del mobiliario consiguiendo la armonía entre los elementos clásicos y contemporáneos. El resultado final es un entorno de trabajo tranquilo y elegante, un espacio que estimula y motiva.
No sabemos cómo se siente uno viviendo en la Casa Carbonell, pero nuestro cliente sabe cómo es trabajar en ella y como él mismo nos dice es “inspirador”.